Vacacionistas en riesgo por ‘amiba come cerebros’ en aguas recreativas con deficiente mantenimiento

Ciudad de México ► Ríos, lagos, aguas termales, albercas y jacuzzis se llenan cada verano de turistas en busca de alivio al calor, pero cuando el mantenimiento es deficiente, los usuarios pueden exponerse a amibas de vida libre potencialmente letales, advirtió la doctora Elvia Manuela Gallegos Neyra, del Laboratorio de Patógenos Emergentes de la UNAM.

Estas protozoarios, termófilos por naturaleza, hallan en las altas temperaturas del estiaje un entorno ideal para multiplicarse y expandirse a nuevos hábitats bajo el efecto del cambio climático. Entre las especies más peligrosas destaca Naegleria fowleri, conocida como “ameba come cerebros”, responsable de la meningoencefalitis amebiana primaria (MEAP). La infección ocurre cuando el agua contaminada ingresa a las fosas nasales y llega al cerebro, provocando inflamación grave que casi siempre resulta fatal en 3 a 7 días tras la exposición.

Otro parásito de alto riesgo es Acanthamoeba spp., asociado a la encefalitis amebiana de tipo granulomatosa y queratitis. Este organismo ingresa al torrente sanguíneo a través de lesiones cutáneas o mucosas, puede dañar ojos, pulmones, hígado y sistema nervioso central, y suele afectar a personas inmunosuprimidas: pacientes con VIH, cáncer, lupus o quienes reciben diálisis renal.

La Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) señala que los productos químicos utilizados para decolorar o tratar aguas mal manejadas provocan úlceras dérmicas, lesiones corneales y, en muchos casos, ceguera. Sin un tratamiento eficiente disponible, el personal médico rara vez considera a las amibas como causa de enfermedad, lo que retrasa el diagnóstico y eleva la mortalidad.

Fuentes oficiales de la UNAM y del Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos (InDRE) han detectado Naegleria fowleri en presas y manantiales termales de Guerrero, Tabasco y Morelos, así como Acanthamoeba en albercas públicas de Monterrey, Mexicali, Oaxaca, Yucatán y Ciudad de México.

Para garantizar la inocuidad del agua recreativa, la Norma Oficial Mexicana NOM-245-SSA1-2010 obliga a centros vacacionales y balnearios a mantener procedimientos documentados de limpieza, monitorear pH, turbidez y desinfectante residual cada cuatro horas, y realizar muestreos bimensuales de Naegleria y Acanthamoeba durante la temporada de uso. Sin embargo, inspecciones de la Cofepris revelan que hasta 30% de las albercas público-privadas incumplen estos estándares.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda estudios microbiológicos periódicos y un control riguroso de parámetros físico-químicos para cualquier cuerpo de agua destinado a actividades recreativas. Gallegos Neyra subraya que “una alberca bien gestionada no contiene amibas de vida libre” y exhorta a turistas y operadores a verificar el sello sanitario y exigir informes de calidad del agua antes de zambullirse. ■

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