Ciudad de México ► La capital mexicana enfrenta un preocupante incremento en el número de agresiones en el Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro, donde se han reportado numerosos incidentes denominados «pinchazos». Se trata de agresiones en las que usuarios afirman haber sentido una repentina picadura o inyección de una sustancia, lo que ocasiona síntomas como mareos, desorientación, visión borrosa y, en algunos casos, desmayos.
Los incidentes se han concentrado en estaciones de alto flujo, como Merced y Pino Suárez, particularmente durante las horas pico. En algunos casos, las víctimas han sido trasladadas a centros de salud para recibir atención inmediata, y en dos de estas agresiones se detectaron rastros de sustancias químicas en las pruebas toxicológicas. Sin embargo, la mayoría de los análisis han resultado negativos, lo que complica la definición de un patrón claro que vincule todos los casos.
Ante el aumento de las denuncias, la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJCDMX) y la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) han intensificado sus esfuerzos investigativos. Agentes de la Secretaría, en coordinación con la Policía y equipos especializados, están revisando imágenes de cámaras de seguridad y recopilando testimonios de las víctimas para identificar a los presuntos agresores. Hasta el momento, se han abierto varias carpetas de investigación, aunque las autoridades descartan, por ahora, que se trate de una estrategia coordinada para cometer otros delitos como robos o secuestros.
En respuesta a esta ola de agresiones, el STC Metro ha puesto en marcha un protocolo de atención inmediata. Los usuarios del sistema han sido instruidos para activar la palanca de emergencia en caso de percibir un «pinchazo» en el vagón, o para dirigirse rápidamente al personal de seguridad presente en las instalaciones. Estas medidas están orientadas a garantizar una respuesta médica temprana y a preservar cualquier evidencia que pueda ser útil para las investigaciones. Además, se han habilitado líneas de contacto y canales de denuncia a través de redes sociales y aplicaciones de mensajería.
Aunque aún no se han determinado con precisión las motivaciones tras estos ataques, algunos expertos sugieren que podrían tratarse de actos aislados con fines de intimidación o para distraer la atención de otros delitos puntuales. ■