Ciudad de México ► El Miércoles de Ceniza marca el inicio de la Cuaresma, un periodo de 40 días de reflexión, arrepentimiento y abstinencia en la fe católica. Esta tradición conmemora el tiempo que Jesús pasó en el desierto ayunando y enfrentando las tentaciones de Satanás después de su bautismo en el río Jordán, según los evangelios de San Mateo, San Marcos y San Lucas.
La ceremonia del Miércoles de Ceniza se celebra anualmente y está sujeta al equinoccio de primavera y al calendario lunar, dado que el Jueves Santo coincide con la Luna Llena. Así, si la Semana Santa cae en marzo, el Miércoles de Ceniza será en febrero, y en caso de celebrarse en abril, la imposición de ceniza será en marzo. En este 2025, la Cuaresma se extiende del miércoles 5 de marzo al jueves 17 de abril.
La imposición de la Cruz de Ceniza en la frente simboliza la penitencia, el arrepentimiento y el reconocimiento de ser pecador ante Dios. Este acto representa un compromiso al cambio, la disposición a recibir el Sacramento de la Reconciliación y la petición a la Iglesia por una oración para la conversión. La penitencia incluye el ayuno, con una comida fuerte al día y un alimento ligero en la mañana y en la noche, así como la abstinencia de comer carne el Miércoles de Ceniza y todos los viernes de Cuaresma.
Si bien la toma de ceniza no es obligatoria, para la Iglesia Católica representa «un compromiso para dejar lo que nos aleja de Dios», por lo que también es una decisión personal decidir cuánto tiempo se deja la Cruz en la frente.
La Arquidiócesis Primada de México señala que el origen del Miércoles de Ceniza se remonta a los primeros siglos del cristianismo. En aquella época, los pecadores que deseaban recibir el Sacramento de Reconciliación acudían al templo un miércoles para recibir la ceniza. Después, debían usar durante la Cuaresma una vestimenta de sayal áspera y recibir ceniza sobre la cabeza, un acto que tenía una connotación de tristeza y dolor por haber ofendido a Dios. Con el paso del tiempo, esta ceremonia se extendió a toda la comunidad católica.
Para obtener la ceniza que se impone a los creyentes, los párrocos de cada iglesia hacen un llamado a los fieles para que entreguen sus palmas del Domingo de Ramos del año anterior, las cuales son quemadas posteriormente. La ceremonia es precedida por una misa, y antes de imponer la Cruz, el párroco dice: «polvo eres y en polvo te convertirás» o «conviértete y cree en el evangelio». Los creyentes deben retirarse en silencio a orar. ■