Ciudad de México ► Ante el crecimiento poblacional que proyecta más de 9 mil 700 millones de personas para 2050 y una demanda alimentaria 60% mayor, una investigadora mexicana propone una solución innovadora, sostenible y culturalmente arraigada: pan de caja fortificado con harina de insectos.
La doctora Celeste Ibarra-Herrera, del Tecnológico de Monterrey, lidera el desarrollo de este alimento funcional a base de chapulín de milpa (Sphenarium purpurascens) y tenebrio molitor (gusano de harina), como parte del proyecto “Seguridad Alimentaria y Nutrición”. El pan incorpora un proceso de fermentación patentado con hongos comestibles que mejora textura, sabor y valor nutricional.
Los insectos comestibles requieren hasta 90% menos tierra, 80% menos agua y generan entre 50% y 90% menos emisiones de gases de efecto invernadero que la ganadería tradicional, según la FAO. Además, su eficiencia alimenticia es notable: con solo 2 kg de alimento se produce 1 kg de insecto, frente a los 8 kg necesarios para obtener 1 kg de carne de res.
Desde el punto de vista nutricional, los chapulines destacan por su alto contenido en proteínas de calidad, ácidos grasos esenciales, hierro, zinc, fibra y compuestos antioxidantes. “Este pan representa una oportunidad concreta para mejorar la alimentación diaria de forma simple y accesible”, afirma Ibarra-Herrera.
En pruebas sensoriales realizadas en Puebla —donde el consumo de chapulines tiene una fuerte tradición— el pan fortificado fue altamente aceptado por su sabor, textura y apariencia. Las versiones con harina de chapulín superaron incluso a las elaboradas con otros insectos.
México, con más de 500 especies comestibles registradas, es uno de los países con mayor diversidad entomológica del mundo. Sin embargo, su consumo sigue siendo limitado a ciertas regiones. Esta propuesta busca normalizar su uso en productos cotidianos como el pan, sin alterar los hábitos alimenticios de la población.
La estrategia de comercialización apunta a tiendas gourmet y consumidores interesados en salud y sostenibilidad. La investigadora también hace un llamado a fortalecer los marcos regulatorios para impulsar la entomofagia como práctica alimentaria viable y promover una bioeconomía circular.
En un contexto global de inseguridad alimentaria, el pan con harina de chapulín no solo ofrece una alternativa nutritiva y ambientalmente responsable, sino que también reivindica saberes ancestrales con visión de futuro. (Fuente: Estrategia Sustentable)
