Ciudad de México ► Aunque el grafeno ha sido aclamado como el “material del futuro” por su resistencia, flexibilidad y conductividad, su aplicación en lentes de contacto aún se encuentra en fase experimental. En redes sociales y algunos portales tecnológicos se ha difundido información sobre supuestos productos disponibles, pero hasta ahora no existe ningún lente de contacto de grafeno aprobado para uso comercial masivo.
La idea detrás de estos dispositivos es ambiciosa: combinar la transparencia y delgadez del grafeno con sensores biomédicos capaces de monitorear niveles de glucosa, presión intraocular o incluso transmitir datos en tiempo real. Algunos prototipos desarrollados por universidades como la de Surrey y el Instituto de Ciencia y Tecnología de Corea han demostrado que es posible integrar microcircuitos en una lente sin comprometer la visibilidad ni la comodidad. Sin embargo, los desafíos técnicos y regulatorios siguen siendo enormes.
Uno de los principales obstáculos es garantizar que el grafeno no afecte la permeabilidad al oxígeno, una propiedad esencial para la salud ocular. Además, la integración de componentes electrónicos plantea riesgos de calentamiento, corrosión y biocompatibilidad que deben ser resueltos antes de cualquier aprobación sanitaria. En Estados Unidos, estos dispositivos serían clasificados como de alto riesgo por la FDA, mientras que en México requerirían registro ante la COFEPRIS, algo que hasta el momento no ha ocurrido.
A pesar de los avances en laboratorio, los consumidores deben tener precaución ante anuncios que prometen lentes de grafeno disponibles en línea. En la mayoría de los casos, se trata de productos sin certificación, que utilizan el término como estrategia de marketing sin respaldo técnico. Expertos en optometría recomiendan verificar siempre el registro sanitario, el fabricante y la documentación clínica antes de adquirir cualquier lente que prometa funciones “inteligentes”.
Cuando finalmente lleguen al mercado, los lentes de contacto con grafeno podrían ofrecer beneficios reales, como monitoreo no invasivo para pacientes con diabetes o glaucoma, filtros activos para fotofobia, o incluso funciones de realidad aumentada. Pero ese futuro aún está en construcción. Por ahora, el grafeno sigue siendo una promesa fascinante, más cerca de los laboratorios que de los estuches de uso diario. ■