Ciudad de México ► Cada 6 de enero, los hogares mexicanos se llenan de alegría y sabor con una deliciosa y simbólica Rosca de Reyes que reúne a familias y amigos para celebrar la visita de los Reyes Magos al niño Jesús. Esta tradición, profundamente arraigada en la cultura mexicana, tiene sus orígenes en Europa, pero ha sido adoptada y adaptada con un toque único que refleja la riqueza y diversidad de México.
La Rosca de Reyes es un pan dulce en forma de anillo, decorado con frutas cristalizadas y azúcar, que simboliza las joyas de las coronas de los Reyes Magos. En su interior, se esconden pequeñas figuras de plástico que representan al niño Jesús. La persona que encuentra una de estas figuras en su porción de rosca tiene la responsabilidad de organizar una fiesta con tamales y atole el 2 de febrero, Día de la Candelaria, cerrando así el ciclo de celebraciones navideñas.
En México, la Rosca de Reyes es un símbolo de unión y convivencia familiar, su historia se remonta a la época colonial, cuando los españoles trajeron consigo esta tradición europea. Con el tiempo, la receta original fue adaptada a los ingredientes y gustos locales, dando lugar a la versión que conocemos hoy en día. Las panaderías y supermercados se preparan con anticipación para satisfacer la alta demanda de este tradicional pan, ofreciendo una variedad de tamaños y sabores para todos los gustos.
Además de su importancia cultural y gastronómica, la Rosca de Reyes también tiene un impacto económico significativo. Durante la temporada, las ventas de este pan generan ingresos importantes para las panaderías y pequeños negocios, contribuyendo al sustento de muchas familias mexicanas. En algunas regiones, se organizan concursos y eventos comunitarios en torno a la elaboración y degustación de la Rosca de Reyes, fortaleciendo el sentido de comunidad y tradición. ■