Jalisco ► La ganadería, uno de los sectores más cuestionados por su impacto ambiental, enfrenta un dilema que marcará el rumbo de la seguridad alimentaria en las próximas décadas. Con una demanda global de carne que, según proyecciones, crecerá más del 70% hacia 2050, la pregunta es inevitable: ¿cómo producir lo suficiente sin arrasar con los ecosistemas?
Durante el Primer Congreso de Ganadería Sustentable Jalisco, celebrado en la Universidad Autónoma de Guadalajara, el especialista Juan Carlos Escobedo, coordinador de proyectos en LiveSYS México, advirtió que el modelo convencional, basado en la extracción intensiva de recursos, ya muestra sus límites. “Hemos perdido hasta el 95% de la biodiversidad por malas prácticas productivas. No podemos seguir usando los recursos naturales como si fueran infinitos, porque hacia 2050 necesitaríamos tres planetas para sostener la demanda alimentaria mundial”, señaló.

La propuesta que se abre camino es la ganadería sostenible, un enfoque que busca conservar, restaurar y gestionar de manera responsable los ecosistemas, de modo que la producción pecuaria no solo sea rentable, sino también compatible con la salud ambiental y el bienestar de las comunidades rurales. Escobedo explicó que este modelo se apoya en los llamados servicios ecosistémicos: provisión de agua y alimentos, regulación del carbono, formación de suelos fértiles e incluso actividades complementarias como el agroturismo.
El especialista subrayó que, cuando se manejan adecuadamente, estos servicios permiten una producción más estable y resiliente frente al cambio climático, al tiempo que generan beneficios sociales tangibles, como mayores ingresos para las familias campesinas y una reducción en los niveles de migración. “Queremos que Jalisco sea un ejemplo en México de lo que significa producir carne y leche de manera sostenible, con modelos que garanticen la seguridad alimentaria y al mismo tiempo regeneren los ecosistemas”, afirmó.
El debate, sin embargo, no se limita a la técnica. Escobedo planteó que la ganadería está en un punto de inflexión: puede seguir siendo vista como un motor de deterioro ambiental o convertirse en un aliado estratégico en la lucha contra el cambio climático. “Hoy tenemos dos caminos: seguir con una economía marrón, basada en la extracción y el desgaste de los recursos, o transitar hacia una ganadería sostenible que, aunque tiene desafíos, nos ofrece la oportunidad de garantizar alimentos para todos sin destruir el planeta. El futuro depende de la decisión que tomemos ahora”, concluyó.
La discusión en Guadalajara dejó claro que el reto es monumental, pero también que la transición hacia un modelo sostenible ya no es una opción marginal, sino una necesidad urgente si se quiere alimentar al mundo sin agotar el planeta. ■