La política arancelaria de Trump ha sacudido la economía global, y México no es la excepción. Mientras algunas empresas ajustan sus estrategias para navegar en este nuevo escenario, otras encuentran en México un refugio para fortalecer su producción y competitividad. Pero detrás de estas decisiones no solo están los aranceles, sino también factores internos que revelan las complejidades del entorno empresarial en el país.
El caso de Samsung Electronics es emblemático. La multinacional surcoreana anunció recientemente que suspenderá el traslado de parte de su producción de refrigeradores desde Corea del Sur a México, atribuyendo esta decisión a los riesgos asociados con la política comercial de Trump. Sin embargo, esta explicación resulta insuficiente cuando se analiza el contexto completo.
Samsung enfrenta en México un litigio fiscal con el SAT por un adeudo de 6,714 millones de pesos, derivado de la supuesta falta de retención del IVA en importaciones bajo el programa denominado Industria Manufacturera, Maquiladora y de Servicios de Exportación (IMMEX).
Este conflicto fiscal, que data de operaciones realizadas entre 2015 y 2016, ha escalado hasta la SCJN, donde se espera una resolución definitiva. Aunque el Tribunal Federal de Justicia Administrativa falló a favor de Samsung en mayo de 2024, el SAT impugnó la decisión, y ahora la SCJN deberá establecer un criterio jurisprudencial que impactará no solo a Samsung, sino a todo el sector maquilador en México.
Es difícil creer que la decisión de Samsung de frenar su expansión en México se deba únicamente a los aranceles de Trump. La empresa opera dos plantas en el país (en Querétaro y Tijuana) y ha sido beneficiada por el régimen IMMEX, que le permite importar insumos sin pagar IVA siempre y cuando los productos finales se exporten. Sin embargo, el SAT argumenta que, en este caso, las mercancías se vendieron en el mercado nacional, lo que generó el adeudo.
Este litigio, que podría sentar un precedente fiscal de gran alcance, parece ser un factor igualmente determinante en la reticencia de Samsung para invertir más en México.
Por otro lado, contrasta la decisión de Samsung con la reciente inversión anunciada por Mabe, empresa mexicana de electrodomésticos fundada en 1946.
Durante la mañanera de este jueves, el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, y Pablo Moreno, director general de asuntos corporativos de Mabe, revelaron una inversión de 668 millones de dólares entre 2025 y 2027. Esta inversión, que forma parte del Plan México, busca fortalecer la producción nacional y reducir la dependencia de las importaciones.
Mabe, una empresa que ha logrado competir con gigantes asiáticos y consolidarse como uno de los principales exportadores de electrodomésticos a Estados Unidos, demuestra que es posible crecer y generar empleo en México incluso en un contexto de incertidumbre comercial. Ebrard fue enfático al señalar que esta inversión se realizará “con o sin aranceles”, lo que subraya la confianza de la empresa en el mercado mexicano y en su capacidad para adaptarse a los desafíos globales.
La diferencia entre ambos casos es reveladora. Mientras Mabe apuesta por México, Samsung parece buscar excusas para justificar su retirada. No se puede ignorar que la política arancelaria de Trump ha generado incertidumbre, pero también es cierto que las empresas deben asumir responsabilidades fiscales y operativas en los países donde operan.
México debe trabajar en la claridad de sus reglas fiscales y en la promoción de un clima de negocios justo y transparente, pero también debe exigir a las empresas que operan en su territorio que cumplan con sus obligaciones. Solo así podrá enfrentar los desafíos globales y consolidarse como una potencia manufacturera.
La balanza está en juego, y las decisiones que se tomen en los próximos meses definirán si México sale fortalecido o debilitado de esta coyuntura.
Por ahora, el mensaje es claro: las empresas que apuesten por México encontrarán oportunidades, pero también responsabilidades. Y eso, en un mundo cada vez más proteccionista, es una lección que no podemos ignorar. ■
