La jornada electoral del pasado 1ro. de junio sacudió los cimientos de la justicia mexicana. Por primera vez, la ciudadanía eligió directamente a integrantes del Poder Judicial —jueces, magistrados y ministros—, marcando un hito democrático derivado de la reforma de 2024. Más allá de la renovación de cargos, este ejercicio funcionó como un revelador laboratorio político. Estas cinco lecciones trazan el camino para 2027:
1. Eficiencia sin dispendio
Pese a fallas operativas del INE —atribuibles a la novedad del proceso—, la elección logró legitimidad con un presupuesto ajustado. La enseñanza es clara: eficiencia y transparencia no dependen de gastos excesivos. La gestión inteligente de recursos demostró que es posible realizar procesos confiables sin derroches, un modelo replicable en muchos otros ámbitos.
2. Oposición desdibujada
La estrategia abstencionista promovida por sectores opositores fue un fracaso anticipado. En lugar de representar un llamado crítico, evidenció la desconexión de estos partidos con la base social. Hoy, parecen más bien refugios de antiguos privilegios que verdaderos representantes ciudadanos. Su baja popularidad confirma que el discurso opositor no logra conectar con un electorado desencantado.
3. Mal necesario
La capacidad organizativa de Morena resultó determinante para que la jornada no naufragara. Su despliegue territorial y las estrategias de incentivo al voto fueron esenciales para que 13 millones de mexicanos acudieran a las urnas, a pesar de la complejidad del proceso y del desgaste provocado por la reforma judicial. Sin esta movilización, la participación habría sido aún más reducida.
4. Nuevos actores
Esta elección abre la posibilidad de que actores ajenos a la “familia judicial” y a los partidos políticos puedan, en el futuro, ocupar cargos clave dentro del Poder Judicial. La experiencia adquirida en este primer proceso es un capital invaluable. Si durante los próximos tres años canalizan dicho aprendizaje en proyectos innovadores, podrían transformarse en opciones atractivas para los votantes sin comprometer su autonomía.
5. Debut y despedida
La falta de información sobre los perfiles técnicos y la insuficiencia de campañas de divulgación llevaron a muchos votantes a recurrir a los llamados “acordeones” como referencia de voto. Esto refleja la necesidad de un aprendizaje electoral progresivo. Para 2027, el reto será generar campañas informativas que permitan una elección consciente y fundamentada para erradicar dicha práctica. Este primer ejercicio, aunque imperfecto, marca el inicio de un electorado más crítico.
Epílogo: la cuenta regresiva hacia 2027
Estas lecciones pintan un panorama de oportunidades y desafíos tan claros como superables. Sin embargo, el verdadero termómetro será el desempeño de los elegidos. Si los nuevos jueces, magistrados y ministros actúan con transparencia, eficacia y cercanía ciudadana, sembrarán la confianza necesaria para una participación masiva en 2027. Si, por el contrario, reproducen los vicios del pasado —opacidad, lentitud, distanciamiento—, la desilusión podría traducirse en un abstencionismo punitivo.
La elección judicial no fue solo un cambio de rostros: fue el primer paso hacia una justicia electiva. La ciudadanía, ahora vigilante, espera que los nuevos cargos comprendan que su fallo más importante no será en los tribunales, sino en la construcción de credibilidad para el siguiente acto democrático. La justicia, finalmente, rendirá cuentas ante su verdadero juez: el pueblo. ■