Estados Unidos ► Ayer, en un escenario de creciente polarización política y tensiones sociales, se desató un violento enfrentamiento en el centro de Los Ángeles, cuando la Guardia Nacional de Estados Unidos fue desplegada por orden del presidente Donald Trump para «contener» las manifestaciones en curso.
La medida, inusualmente ejecutada sin el consentimiento del gobernador de California, Gavin Newsom, elevó la alarma entre autoridades locales y activistas, quienes han denunciado el uso excesivo de la fuerza en respuesta a protestas contra las redadas masivas de migrantes. Según diversos portales y redes sociales, la concentración de manifestantes frente al Centro de Detención Metropolitano derivó en el uso de gases lacrimógenos, granadas de humo y municiones de control de multitudes, generando un ambiente caótico y tenso en la ciudad.
La polémica se intensificó cuando dispositivos antidisturbios de la Guardia Nacional formaron filas defensivas, enfrentándose a los protestantes que coreaban consignas como «¡Váyanse a casa!» y «¡Qué vergüenza!» mientras se oponían a lo que describían como una intromisión inconstitucional en el manejo de la seguridad local. Testigos en el lugar captaron imágenes y videos en redes sociales, que muestran a los efectivos lanzando gases lacrimógenos y avanzando entre la multitud. Para algunos, estas acciones equivalen a un acto de militarización de la ciudad, ya que el único objetivo aparente era intimidar y dispersar a los manifestantes, en lugar de buscar el diálogo o la contención pacífica.
Al mismo tiempo, las declaraciones de los altos funcionarios del estado han sido contundentes. El gobernador Newsom criticó enérgicamente la intervención federal, señalando que “esto constituye una grave violación de la soberanía estatal” y acusó a Trump de utilizar a la Guardia Nacional como una herramienta para generar un espectáculo de fuerza que solo contribuye a exacerbar una situación ya de por sí volátil. La alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, también ha manifestado su rechazo, solicitando que se restituya el control de la seguridad a las autoridades locales y minimizando el uso de medidas militares en una ciudad marcada por demandas de justicia social y respeto a los derechos humanos.
La raíz de este conflicto se remonta a las medidas migratorias implementadas la semana pasada, cuando operativos de ICE provocaron centenas de arrestos en la ciudad, lo que desató protestas masivas y encendió la chispa de una confrontación que parecía inminente. Con la presencia de aproximadamente 2,000 efectivos desplegados, algunos sectores de la comunidad han expresado temor ante la posibilidad de que esta escalada genere más violencia y afecte seriamente la convivencia social, especialmente en barrios de alta densidad latina como Compton y Paramount, donde la tensión se siente de manera más aguda. ■