Estados Unidos ► La pintura “El sueño (La cama)” de Frida Kahlo, una de las obras más personales y simbólicas de la artista mexicana, será subastada el próximo 8 de noviembre en Nueva York por la casa Sotheby’s, con una estimación que oscila entre los 40 y 60 millones de dólares. De alcanzar el precio máximo, la pieza podría convertirse en la obra más cara jamás vendida de una artista femenina, superando el récord de Georgia O’Keeffe, cuyo “Jimson Weed/White Flower No. 1” se vendió en 2014 por 44.4 millones de dólares.
Pintada en 1940, “El sueño” retrata a Kahlo acostada en una cama con dosel flotando en un cielo azul pálido, envuelta en enredaderas, mientras un esqueleto armado con dinamita y flores reposa sobre ella. Más que una alegoría, el esqueleto existía realmente: era de papel maché y colgaba sobre su cama, como parte de su entorno cotidiano. La obra condensa el universo íntimo de la pintora, marcado por el dolor físico, la cercanía con la muerte y una imaginación que desbordaba los límites del realismo. Para Julian Dawes, vicepresidente de arte moderno e impresionista de Sotheby’s Américas, se trata de “un autorretrato psicológico de una artista en su apogeo”.
La pieza forma parte de una colección privada que incluye más de cien obras surrealistas de artistas como Dalí, Magritte, Ernst y Tanning. Antes de llegar a Nueva York, “El sueño” será exhibida en Londres, Abu Dabi, Hong Kong y París, en una gira que refuerza su valor simbólico y comercial.
Kahlo, quien resistió ser encasillada como surrealista, es hoy una figura central en el mercado del arte. Su obra “Diego y yo”, vendida en 2021 por 34.9 millones de dólares, ostenta hasta ahora el récord para una pieza de su autoría. Pero “El sueño”, por su rareza —no pertenece a ninguna colección museística ni está en México— y por su potencia visual, podría marcar un nuevo hito.
La subasta ocurre en un contexto de creciente interés por el arte surrealista, cuya participación en el mercado ha crecido del 9.3% al 16.8% entre 2018 y 2024, según datos de Sotheby’s. En palabras de Dawes, el resurgimiento del género responde a una época que, como los años 20 del siglo pasado, busca respuestas en lo onírico y lo simbólico tras una crisis global. ■