Reino Unido ► El reconocido poeta mexicano Julio Trujillo permanece en calidad de persona desaparecida luego de que fuera visto por última vez la mañana del 10 de enero en la pintoresca localidad de Mousehole, cerca de Penzance, en el condado de Cornwall.
Julio Trujillo, de 55 años, es una figura prominente en el ámbito literario de México. Nacido el 16 de septiembre de 1969 en la Ciudad de México, ha sido galardonado en numerosas ocasiones por su obra poética y ha desempeñado roles importantes como editor de suplementos y revistas culturales.
La policía de Devon y Cornwall emitió una alerta de búsqueda el 14 de enero, detallando que Trujillo fue visto por última vez a las 9:30 de la mañana del 10 de enero en el área de Mousehole. Según el reporte policial, Trujillo es un hombre blanco de 1.85 metros de altura, con cabello negro entrecano, barba y gafas de montura gruesa de color negro. Al momento de su desaparición, vestía un jersey beige, una chaqueta de lana del mismo color, jeans y botas estilo «Timberland».
Las autoridades han señalado que un iPhone con funda negra podría ser clave en la investigación y han solicitado a cualquier persona que tenga información sobre el dispositivo o el paradero de Trujillo que se comunique de inmediato al número de emergencias 999, citando el número de registro 639 del 10 de enero de 2025.
La Embajada de México en el Reino Unido ha informado que está en constante comunicación con las autoridades británicas para dar seguimiento a las acciones orientadas a la localización de Trujillo. La desaparición del poeta ha movilizado a la comunidad mexicana en el extranjero, quienes han expresado su preocupación y solidaridad a través de redes sociales y otros medios.
Julio Trujillo es conocido por su obra poética y su labor como editor. Entre sus libros más destacados se encuentran «Una sangre» (1998), «Proa» (2000), «El perro de Koudelka» (2003), «Sobrenoche» (2005), «Bipolar» (2008), «Pitecántropo» (2009) y «Ex profeso» (2010). Su último tuit, publicado en la madrugada del 10 de enero, decía: «Ya no va a dolerme el mar, porque conocí la fuente». ■