Ciudad de México ► Durante años, millones de personas han confiado en una taza de café para “recargar energía”. Sin embargo, la divulgadora biomédica Sandra Ortonobes, conocida como La Hiperactina, desmintió en TikTok que la cafeína proporcione energía real: sostiene que solo enmascara el cansancio al bloquear señales clave en el cerebro.
El mecanismo parte de la adenosina, un neuromodulador que se acumula con las horas despiertos para inducir sueño. La cafeína, por su estructura similar, ocupa sus receptores y evita que la adenosina advierta al cerebro del agotamiento, generando una falsa sensación de alerta pese a no reponer las reservas físicas.
El Consejo Europeo de Información sobre Alimentación (EUFIC) confirma que ese antagonismo de los receptores de adenosina estimula la actividad neuronal y libera dopamina y noradrenalina, lo que mantiene despiertos y concentrados. Con una vida media de unas cinco horas, el estímulo puede prolongarse y alterar los ritmos de sueño si se consume en horas tardías.
Cuando la cafeína se metaboliza, la adenosina reprimida actúa de golpe, provocando somnolencia, falta de concentración y el conocido “bajón” del café. Además, el consumo habitual puede derivar en dependencia: retirar el café de forma abrupta a menudo ocasiona cefalea, irritabilidad y fatiga, según una revisión en Psychopharmacology.
Pese a ello, en adultos sanos hasta 400 mg diarios (equivalente a unas cuatro tazas de café filtrado) se considera un consumo moderado y seguro, con beneficios en agudeza mental y rendimiento físico. Más allá de la dosis, el momento de ingesta y la sensibilidad individual son claves para equilibrar alerta y descanso. ■