Villahermosa ► La lancha deslizándose sobre las aguas calmadas parecía un suspiro abriéndose paso entre la espesura del paisaje tabasqueño. Más de 45 minutos de travesía fluvial servían de preludio a una experiencia que quedaría grabada en la memoria del pueblo de Palomillal (ranchería Aztlán 5ª sección), la comunidad más recóndita de Centro, apartada del bullicio urbano y testigo vivo de la riqueza natural y humana que define esta región.
El arribo fue una mezcla de alegría y esperanza. Niños con uniformes escolares, acompañados por padres cuyos rostros reflejaban esfuerzo y dignidad, esperaban con emoción. Ese día, su comunidad se convertiría en el epicentro de acciones de justicia e igualdad promovidas por el gobierno municipal, encabezado por Yolanda Osuna Huerta. Su llegada marcaba un momento trascendental para este rincón de Tabasco, donde los sueños a menudo se enfrentan a los límites impuestos por la distancia y la carencia.

Con el sol iluminando los rostros de quienes allí se congregaron, la entrega de tabletas electrónicas se transformó en un acto cargado de simbolismo y emoción. Los estudiantes de tercer grado de la telesecundaria Emiliano Zapata recibieron algo más que un dispositivo: una herramienta para ampliar sus horizontes. Magdalena Moha Trinidad, una joven de voz firme y mirada brillante, tomó la palabra en representación de sus compañeros. Entre frases sentidas, evocó el entorno de su comunidad con la sensibilidad poética de Carlos Pellicer, el escritor que capturó como nadie la esencia de estas tierras.
“Estamos más que agradecidos porque nos sentimos valorizados, incluidos y motivados,” expresó Magdalena, con una seguridad que reflejaba fe renovada en el futuro. Y es que, en cada entrega, en cada gesto, se percibía el compromiso con la educación como llave para abrir nuevas oportunidades.

Pero la jornada no terminó ahí. Yolanda Osuna también dio inicio a la construcción de pisos firmes en 50 viviendas de la comunidad. Este programa, además de mejorar las condiciones materiales de vida, reivindica la dignidad de las familias. Cada piso que se construirá es más que concreto: es una promesa de estabilidad, una base sólida sobre la que se edificará el porvenir.
Mientras tanto, personal de salud del gobierno de Centro atendía a los habitantes. Para muchos, era una oportunidad única de recibir atención médica sin recorrer las largas distancias que separan a Palomillal de los centros urbanos. La combinación de sonrisas, palabras amables y rostros aliviados transformó la jornada en una experiencia memorable.

El eco de aquel día se perdió entre las copas de los árboles y las aguas del río, pero quedó profundamente enraizado en los corazones de quienes presenciaron este acto de justicia social. En Palomillal, un lugar que alguna vez pareció olvidado, entre risas infantiles y promesas de un futuro mejor, la jornada concluyó con la certeza de que la distancia nunca será una barrera cuando el compromiso es auténtico. ■
