Estados Unidos ► Desde mediados de marzo de 2025, una nueva tendencia tomó por sorpresa a los usuarios de inteligencia artificial: la generación de imágenes con el estilo visual del legendario Studio Ghibli utilizando ChatGPT. Esta moda ha inundado plataformas como TikTok, Instagram y X (antes Twitter), donde miles de usuarios han compartido ilustraciones que evocan la estética nostálgica y mágica de películas como El viaje de Chihiro y Mi vecino Totoro.
La técnica no se basa en un filtro oficial ni en una función específica dentro de ChatGPT, sino en el uso de prompts detallados que permiten a la IA emular los trazos suaves, colores pastel y atmósferas oníricas características de las obras de Hayao Miyazaki. Para lograrlo, los usuarios deben describir con precisión la escena que desean generar, incluyendo elementos emocionales y referencias a películas específicas.
El impacto de esta tendencia ha sido significativo. Según datos de la empresa de estudios de mercado Similarweb, el promedio semanal de usuarios activos de ChatGPT superó los 150 millones por primera vez este año, impulsado por la fiebre de las imágenes estilo Ghibli. Sam Altman, CEO de OpenAI, confirmó que la plataforma sumó un millón de usuarios en una sola hora debido a esta moda.
Sin embargo, el fenómeno no ha estado exento de controversia. La masiva creación de imágenes con IA ha generado preocupaciones sobre posibles violaciones de derechos de autor, ya que el estilo de Studio Ghibli está estrechamente vinculado a su fundador, Hayao Miyazaki. En el pasado, Miyazaki ha expresado su rechazo a la inteligencia artificial en el arte, calificándola como una «ofensa a la vida misma».
Además, el alto consumo de recursos de los modelos de IA ha despertado inquietudes ambientales. Se estima que en apenas cinco días, la generación de imágenes estilo Ghibli pudo haber utilizado hasta 216 millones de litros de agua, debido a la refrigeración de los servidores que ejecutan los procesos de inteligencia artificial.
A pesar de las críticas, la tendencia sigue en auge, demostrando el creciente interés por la fusión entre creatividad y tecnología. Mientras algunos celebran la accesibilidad de la IA para la creación artística, otros advierten sobre los desafíos éticos y legales que plantea su uso. ■