Nayarit ► En Tepic, la emblemática Ciudad de las Artes —un espacio que ha sido escenario de talleres, espectáculos y encuentros comunitarios— está en el ojo del huracán. Miembros del Movimiento en Defensa de la Ciudad de las Artes han presentado este jueves un amparo colectivo ante el Poder Judicial de la Federación para detener la demolición del complejo, actualmente en manos del gobierno estatal encabezado por Miguel Ángel Navarro Quintero, que pretende construir un estadio de fútbol apelando a la nostalgia de un pasado en el que el predio albergó estadios entre 1947 y 2009.
El colectivo denuncia que los trabajos comenzaron el 31 de mayo, de forma irregular, antes de la publicación de la licitación oficial el 4 de junio, lo que consideran una ejecución anticipada sin fundamento legal. Entre las irregularidades se han documentado la ausencia de permisos, la falta de consulta ciudadana y la tala injustificada de más de 196 árboles, hechos que se han incorporado al expediente judicial como prueba de la violación a disposiciones constitucionales, de planeación (tanto federal como estatal) y de la Ley de Protección y Fomento del Arbolado Público de Nayarit.
Además, los defensores del espacio critican la falta de información y de autorización formal por parte del Ayuntamiento de Tepic, dirigido por la presidenta municipal Geraldine Ponce, en tanto que la mesa de diálogo prevista para el 16 de junio —iniciativa de acercamiento promovida por la presidenta electa Claudia Sheinbaum— fue cancelada sin explicación por la Secretaría General de Gobierno de Nayarit. Esta situación ha encendido la polémica en redes sociales, donde artistas, activistas y ciudadanos han compartido mensajes de rechazo y han impulsado la causa mediante plataformas como Change.org, acumulando más de 5,280 firmas en respaldo a la defensa del patrimonio cultural y ambiental del predio.
La estrategia del movimiento es sólo el primer paso de una acción jurídica más amplia. Entre sus demandas figura detener de inmediato la demolición, clarificar la justificación legal de la obra y reparar el daño causado al complejo—espacio que, por iniciativa ciudadana, albergaba actividades culturales en un anfiteatro, pista de skate, senderos y áreas verdes que se han convertido en símbolo de un manejo participativo del patrimonio. Mientras tanto, la narrativa gubernamental insiste en que el proyecto responde a una necesidad de revitalización del lugar, calificándolo como “nido de malvivientes”, argumento que ha generado una fuerte repulsa al considerarse un atentado contra la identidad y memoria cultural de la comunidad. ■