Ciudad de México ► En un contexto de creciente exigencia laboral, el informe Burnout Laboral 2025 de Buk—plataforma tecnológica líder en gestión de capital humano—revela que el 72% de los colaboradores en México ha experimentado síntomas de burnout en algún momento durante el último año. De estos, el 16% lo vive de forma ocasional y el 12% de manera frecuente. Estos datos ponen de manifiesto la dimensión del fenómeno, reconocido como un estado crónico de agotamiento físico, emocional y mental derivado del estrés laboral prolongado, y alertan sobre el impacto negativo que tiene tanto en la salud de los empleados como en la productividad de las organizaciones.
El estudio, basado en encuestas a miles de trabajadores y abarcando también a otros países de la región—como Chile, Colombia y Perú—destaca que el burnout va más allá del estrés habitual, constituyéndose en un indicador de problemas estructurales en el ambiente laboral. Entre los principales factores identificados se encuentran la carga laboral excesiva, la falta de reconocimiento por parte de las empresas y la insatisfacción con los horarios de trabajo, elementos que, en conjunto, favorecen la aparición de este síndrome. Según expertos entrevistados por Buk, la diferenciación entre el estrés agudo y el burnout es fundamental: mientras el primero es una respuesta puntual a situaciones de alta presión, el burnout representa un desgaste sostenido que puede afectar la capacidad de concentración, la toma de decisiones y, en última instancia, la calidad de vida de quienes lo padecen.
En el caso específico de México, el informe subraya el papel determinante de la insatisfacción con la jornada laboral, ya que el 25% de los trabajadores que manifiestan descontento con sus horarios reporta experimentar burnout de manera frecuente. Este hallazgo posiciona a nuestro país en una situación preocupante en comparación con otros mercados de la región, lo que ha motivado el llamado a revisar y adaptar las políticas de gestión de recursos humanos en las empresas. Buk hace hincapié en la necesidad de que las organizaciones impulsen iniciativas orientadas a generar entornos laborales más saludables, mediante la implementación de prácticas que promuevan el equilibrio entre la vida personal y profesional.
El impacto del burnout no se limita a la disminución de la eficiencia en el trabajo. Los efectos colaterales son evidentes en el aumento del ausentismo, la rotación de personal y, en muchos casos, en la intención de abandonar el empleo. Los trabajadores que padecen altos niveles de burnout suelen enfrentar dificultades para cumplir con sus tareas diarias de forma efectiva, lo que repercute directamente en la competitividad y rentabilidad de las empresas. Además, esta situación ha motivado a diversas compañías y organismos de salud ocupacional a replantear sus estrategias, adoptando medidas que incluyen desde programas de reconocimiento y mejora de la flexibilidad horaria hasta intervenciones basadas en mindfulness y coaching emocional, dirigidas a mitigar el desgaste profesional .
El informe también pone de relieve que el burnout afecta de manera desigual a distintos grupos dentro del ámbito laboral. En particular, las cifras indican que las generaciones más jóvenes, como la Generación Z, y las mujeres—especialmente aquellas que deben compaginar responsabilidades familiares—son las más vulnerables. Asimismo, personas pertenecientes a minorías o que enfrentan procesos de discriminación tienen una mayor propensión a manifestar niveles elevados de agotamiento laboral. Estos resultados evidencian la emergencia de un llamado urgente a adoptar medidas inclusivas y personalizadas, orientadas a atender las necesidades específicas de cada sector de la población activa y a crear una cultura corporativa que valore el bienestar integral de sus colaboradores.
Ante estos datos, tanto el sector público como el privado inician una discusión sobre la importancia de implementar políticas que prioricen la salud mental en el ambiente laboral. La creciente preocupación expresada en redes sociales y en foros especializados evidencia que los trabajadores demandan un cambio en la forma en que se estructuran sus jornadas y en la manera en que se valoran sus aportaciones. Por ello, expertos y responsables de recursos humanos concluyen que salvaguardar la integridad de quienes laboran es tan crucial como incentivar la productividad, en un proceso que requiere la colaboración estrecha entre empleados, empresas y la entidad gubernamental. ■