Ciudad de México ►Este 13 de abril, el mundo se une para celebrar el Día Internacional del Beso. Esta jornada, que ha trascendido fronteras y costumbres, nos invita a reflexionar sobre un gesto milenario cargado de emociones, tradición y salud, que ha evolucionado hasta convertirse en un símbolo universal de conexión humana.
El origen de esta celebración se remonta a un insólito concurso realizado en Tailandia, donde la pareja integrada por Ekkachai Tiranat y Laksana Tiranat logró batir todos los récords al besarse ininterrumpidamente durante 58 horas, 35 minutos y 58 segundos. Documentado y reconocido por el Libro Guinness de los Récords, este episodio no solo marcó historia por su hazaña de resistencia pasional, sino que también encendió la chispa que impulsaría la posterior adopción del 13 de abril como la fecha emblemática para rendir homenaje a uno de los gestos más simples y profundos de intimidad. El certamen ofrecía una atractiva recompensa que incluía 2,500 euros y un par de anillos con diamantes, aportando un tinte de compromiso y modernidad a una tradición que, con el tiempo, se ha convertido en una festividad global.
La transformación del beso de un mero acto romántico a un fenómeno cultural se ha visto impulsada en gran medida por el auge de las redes sociales y las campañas publicitarias. Hoy, desde videos virales hasta desafíos en línea, el beso se reinventa constantemente y adquiere nuevas capas de significado: un símbolo de amor, amistad e incluso, en ciertos contextos, de resistencia ante las adversidades de un mundo en cambio constante. Expertos en salud destacan además que besar genera la liberación de oxitocina y endorfinas, hormonas que fortalecen el estado de ánimo, reducen el estrés y benefician el sistema inmunológico; y que, al activar más de 20 músculos faciales, este gesto se vincula directamente con la vitalidad y el bienestar emocional.
En una época donde la comunicación se digitaliza a pasos agigantados, el beso sigue siendo esa expresión tangible y cargada de significado que nos conecta en lo más profundo de nuestro ser. Esta efeméride invita, además de celebrar el amor, a recordar la importancia de los pequeños actos en la construcción de relaciones duraderas y auténticas. Con cada beso compartido, se reafirman la intimidad y el compromiso, elementos esenciales que, a pesar de los avances tecnológicos, continúan siendo el verdadero motor de la interacción humana. ■