Desde su primer período al frente del gobierno de Centro, la alcaldesa Yolanda Osuna Huerta ha dejado un sello inconfundible en su gestión. Su trayectoria en el servicio público ya era ejemplar, aunque muchos miraban con reservas el impacto que tendría en su desempeño político.
Sin embargo, ha demostrado con creces que es una política capaz de hacer políticas (así, en plural): un equilibrio virtuoso que impulsa el desarrollo incluso en escenarios complejos. Esta combinación de habilidades, que pocos logran, despierta la animadversión de algunos detractores, quienes, frente a los muchos aciertos del gobierno de Centro, recurren a desacreditar su gestión visibilizando varios problemas públicos que suelen ser hasta normales en ciudades con permanente dinamismo y crecimiento. Olvidan, convenientemente, que el estado actual de los servicios públicos es mucho mejor que la deplorable situación de hace apenas un lustro.
Hoy, a solo unos días de las torrenciales lluvias que azotaron la planicie tabasqueña, la respuesta del gobierno de Centro destaca por su éxito y oportuna intervención para evitar anegaciones mayores. La atención a los cárcamos, el desazolve de redes de drenaje, y la anticipada limpieza de vasos reguladores y canales de alivio, tal como se anunció y percibió, demostraron su eficacia.
Los severos encharcamientos registrados en algunas calles importantes, exacerbados por la enorme cantidad de agua caída en poco tiempo y la basura dejada por la inconsciencia ciudadana, fueron efímeros. Este resultado no debería analizarse sin tener en cuenta los antecedentes de trágicas inundaciones en diversas partes del país y en otras latitudes, como en Valencia, España, donde, lamentablemente, la tragedia incluyó la pérdida de vidas humanas.
La frecuencia e intensidad de estos fenómenos aumentarán. El cambio climático ya pasa factura, y es cada vez más elevada. Mientras tanto, seguimos quejándonos de la falta de regularidad de los camiones recolectores de basura, pero no evitamos dejarla en las calles. Nos quejamos de la poda de un árbol por el riesgo que sus ramas representan para los transeúntes, pero pocos asumimos la iniciativa de sembrar o adoptar plantas. Incluso hay quienes critican la decisión del gobierno de plantar cempasúchil en algunos puntos Villahermosa por el Día de Muertos, aunque antes condenaban la falta de orden, belleza y limpieza en los espacios públicos.
Se suele decir que el silencio y la indiferencia son aliados de los abusos de poder, pero también es cierto que el progreso no solo depende de políticas innovadoras y buenos gobernantes; requiere, sobre todo, la participación activa de la sociedad en el cuidado de nuestro entorno. Dicho de otra manera: sin un esfuerzo colectivo, no hay sociedades que prosperen. ■