Ciudad de México ► Un innovador estudio científico, liderado por Adrian Ward en la Universidad de Texas en Austin, ha revelado los beneficios extraordinarios de desconectarse de los smartphones durante dos semanas. Este breve periodo de desconexión puede generar cambios significativos en la salud mental y el funcionamiento cognitivo de las personas.
Basado en datos del Pew Research Center, el estudio destaca un notable aumento en el uso de smartphones en Estados Unidos, pasando del 33% de la población en 2011 al 91% en la actualidad. Asimismo, los estadounidenses pasan un promedio de 5 horas y 16 minutos al día frente a sus teléfonos, mientras que a nivel mundial, esta cifra asciende a 6 horas y 40 minutos diarias.
El estudio, que se llevó a cabo durante un mes, reclutó a 467 participantes con una edad promedio de 32 años. Los participantes fueron divididos en dos grupos y utilizaron una aplicación especializada para iPhone que bloqueaba el acceso a internet móvil durante dos semanas, permitiendo únicamente llamadas y mensajes de texto. Aunque podían acceder a internet a través de sus computadoras, la conexión constante mediante el móvil fue interrumpida. Un grupo realizó la desintoxicación digital durante las primeras dos semanas, mientras que el otro lo hizo en la segunda mitad del mes.
Según los datos publicados en PNAS Nexus, el 91% de los participantes experimentaron mejoras en al menos uno de los tres aspectos evaluados: salud mental, bienestar subjetivo y capacidad de atención. El hallazgo más sorprendente fue la mejora en la capacidad de atención, comparable a revertir una década de deterioro cognitivo relacionado con la edad.
El 71% de los participantes reportó una mejora significativa en su bienestar mental tras el periodo de desconexión del internet móvil. Además, los avances en los síntomas de depresión superaron los resultados típicamente observados en estudios con medicamentos antidepresivos, aunque los investigadores aclaran que esta intervención difiere considerablemente de los tratamientos aplicados en contextos clínicos.
Durante el periodo de intervención, los participantes se enfocaron en actividades offline como practicar hobbies, mantener conversaciones en persona y disfrutar de la naturaleza. Este cambio de enfoque resultó en un mejor sueño, una mayor conexión social y una mayor sensación de autonomía en sus decisiones diarias. Los beneficios parecieron incrementarse a lo largo del tiempo, con los participantes informando una mejora continua en su bienestar día tras día. ■