López-Dóriga digital publicó que la investigación, liderada por la Universidad de Tulane en Estados Unidos, analizó a 40,725 adultos que participaron en la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición de Estados Unidos (NHANES) entre 1999 y 2018. De los participantes, el 36% tomaba café por la mañana, el 16% lo consumía a lo largo del día y el 48% no bebía café.
Los resultados mostraron que, en comparación con los no bebedores de café, aquellos que lo consumían por la mañana tenían un 16% menos de probabilidades de morir por cualquier causa y un 31% menos de morir por enfermedad cardiovascular. No se observó una reducción del riesgo para los bebedores de café durante todo el día.
Los beneficios se observaron tanto en bebedores moderados (dos a tres tazas) como en aquellos que consumían más de tres tazas, mientras que los que tomaban una taza o menos tuvieron una menor disminución del riesgo.
El investigador principal, Lu Qi, señaló que el consumo de café no aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares y parece reducir el riesgo de algunas enfermedades crónicas, como la diabetes tipo 2. Además, destacó la importancia del momento del día en que se consume café para la salud del corazón.
El estudio sugiere que beber café por la tarde o noche puede alterar los ritmos circadianos y los niveles de hormonas como la melatonina, lo que afecta factores de riesgo cardiovascular como la inflamación y la presión arterial. Se necesitan más estudios para validar estos hallazgos en otras poblaciones y ensayos clínicos para probar el impacto de cambiar la hora del consumo de café.
Los investigadores recopilaron información sobre los hábitos alimenticios y de bebida de los participantes, incluyendo la cantidad y el momento del consumo de café. Un subgrupo de 1,463 personas completó un diario detallado de alimentos y bebidas durante una semana.
En un editorial que acompaña al estudio, Thomas Lüscher, de los Hospitales Royal Brompton y Harefield de Londres, sugirió que el consumo de café por la tarde o noche podría alterar el ritmo circadiano de la actividad simpática, afectando el sueño y la salud cardiovascular. ■
