Jalisco ► En una noche que quedará marcada en la historia del beisbol mexicano, los Diablos Rojos del México se coronaron bicampeones de la Liga Mexicana de Beisbol tras vencer 7-3 a los Charros de Jalisco en el cuarto juego de la Serie del Rey. La novena escarlata, dirigida por Lorenzo Bundy, completó la barrida en el Estadio Panamericano y levantó su título número 18, consolidándose como la franquicia más ganadora del país.
Desde el primer inning, los capitalinos impusieron condiciones. Julián Ornelas abrió la pizarra con un sencillo productor y José Marmolejos provocó la segunda carrera con un elevado de sacrificio. En el segundo episodio, un rally de tres anotaciones —con dobletes de José Pirela, Rio Ruiz y Allen Córdoba— dejó sin respuesta a los locales. La estocada llegó en la quinta entrada, cuando Marmolejos conectó su cuarto jonrón de los playoffs, llevando consigo a Robinson Canó y colocando el marcador 7-0.
Aunque los Charros intentaron reaccionar en la octava entrada con tres carreras, incluyendo un cuadrangular de Dwight Smith Jr., el daño ya estaba hecho. El pitcheo de los Diablos, encabezado por Efraín Contreras y rematado por Nick Vespi, Kevin Gowdy, Jimmy Yacabonis, Jean Carlos Mejía y Tomohiro Anraku, mantuvo a raya a la ofensiva jalisciense.
La victoria no solo selló el bicampeonato, también convirtió a los Diablos en el equipo más laureado del beisbol profesional mexicano, superando incluso a los Naranjeros de Hermosillo en títulos de liga. En el año del centenario de la LMB, los Pingos no solo ganaron, dominaron: cuatro triunfos consecutivos, dos en casa y dos en patio ajeno, con una ofensiva explosiva y una defensa implacable.
La celebración fue sobria pero contundente. En el diamante, los jugadores se abrazaron mientras la afición visitante coreaba el nombre del equipo. En redes sociales, la Liga Mexicana de Beisbol reconoció el logro con el lema “Cien años siendo el Rey”, mientras los Charros se retiraban con dignidad, aunque sin respuestas ante el vendaval escarlata.
Con este triunfo, los Diablos Rojos del México no solo cierran una temporada perfecta, sino que reafirman su lugar como el emblema del beisbol nacional. Y en el eco de los bates, queda claro: el infierno capitalino sigue ardiendo. ■


