Ciudad de México ► La ducha con agua caliente es un ritual milenario presente en prácticas como el temazcal mesoamericano y las aguas termales asiáticas, valorado por sus efectos de relajación y bienestar. Sin embargo, expertos de la UNAM y dermatólogos señalan que el hábito de bañarse a temperaturas muy elevadas entraña riesgos que van más allá del confort.
Una de las principales virtudes de las duchas calientes es su efecto vasodilatador, que mejora la circulación sanguínea, estimula la sudoración y ayuda a relajar músculos, aliviar dolores articulares leves y reducir el estrés. Alternar agua tibia con un ligero aumento de temperatura puede incluso mejorar temporalmente la movilidad en casos de rigidez o inflamación leves.
Pero la exposición prolongada a agua por encima de 43°C erosiona la barrera cutánea: destruye lípidos y el manto ácido que retienen humedad y bloquean patógenos, provocando sequedad, irritación y agravamiento de afecciones como dermatitis atópica y eczema. El calor excesivo también arrastra el sebo protector del cuero cabelludo, ocasionando caspa, cabello quebradizo y potencial caída prematura del pelo.
Los riesgos alcanzan además el sistema cardiovascular y el equilibrio corporal. La intensa vasodilatación puede desencadenar hipotensión, mareos, caídas en la regadera e incluso cuadros de fatiga y deshidratación por sudoración excesiva. En situaciones extremas, se han reportado quemaduras térmicas por contacto prolongado con agua demasiado caliente.
Para prevenir complicaciones, la UNAM recomienda mantener la temperatura del agua entre 37.5°C y 40°C en el uso cotidiano, limitar el baño a menos de diez minutos y optar por jabones suaves, libres de fragancias agresivas, que no eliminen los aceites naturales de la piel. En baños terapéuticos clínicos, no exceder los 48 °C y siempre bajo supervisión médica.
Consciente de estos hallazgos, dermatólogos y especialistas en salud pública insisten en que combinar el placer de una ducha tibia con precauciones simples permite aprovechar sus beneficios sin comprometer la salud de la piel, el cabello ni el bienestar general. ■